A finales de la década de 1960 apareció el
circuito integrado (CI), que posibilitó la fabricación de varios transistores
en un único sustrato de silicio en el que los cables de interconexión
iban soldados. El circuito integrado permitió una posterior reducción
del precio, el tamaño y los porcentajes de error. El microprocesador
se convirtió en una realidad a mediados de la década de 1970, con la
introducción del circuito de integración a gran escala (LSI, acrónimo
de Large Scale Integrated) y, más tarde, con el circuito de integración
a mayor escala (VLSI, acrónimo de Very Large Scale Integrated),
con varios miles de transistores interconectados.