El impresionismo surge de manera revolucionaria dentro
de la música, los artistas van a expresar el mundo según
como lo ven y no guiados por las convenciones y costumbres de la tradición
compositiva.
La música impresionista pretende destacar el impacto que provoca
la obra al ser escuchada. Para ello, la melodía se va a convertir
en algo fragmentario y "escondido", va a evocar lo esencial,
creando una atmósfera sonora, bastante imprecisa.
Es igualmente destacable la ruptura con las armonías tradicionales.
Se aplican nuevos acordes, colores y sonoridades. Uso de escalas no
convencionales, como la de tonos enteros, escala acústica, pentatónicas,
etc.
En esta música, el sonido va a constituir el alma de la música.
Los sonidos independientes y sin personalidad se van a sobreimponer
unos con otros creando diversos efectos y colores.
El músico más importante de este movimiento fue Claude
Debussy (1862 1918). Generó ideas completamente nuevas
en la forma, la orquestación, además de una depurada utilización
del sonido y del timbre. Fue uno de los renovadores más eficaces
y relevantes de la historia de la música en el mundo occidental.
Su obra es original y diversa, recurre a una armonía novedosa
para su época. Da un papel completamente nuevo al piano, al que
buscó efectos resonantes, tímbricos y sonoros realmente
novedosos, usando para ello un juego de pedal esencial y único.
Las innovaciones realizadas para el piano no cayeron en el olvido, siendo
guía y ejemplo para compositores posteriores. En su obra pianística
encontramos diversas formas (baladas, arabescos, suites, preludios,
imágenes...). En el Prélude ál´après
midi d´un faune se apartó de los esquemas clásicos
refrentes a exposición y desarrollo, para ofrecernos una especie
de forma improvisativa generada a partir de un único tema. La
melodía va a ser tocada varias veces por la flauta travesera,
con gran sentido cromático y cierto aire oriental, de ensoñación
y desenfoque, con una importante riqueza armónica.