[Productores vagantes (derivantes)]
Sebastian Luetgert

texto presentado en el festival Make World


Como muchos otros panelistas, tengo que comenzar con la afirmación de que todo lo que sabía hasta hoy era el título de la conferencia y el título del panel: productores vagantes. Pero luego resultó que aún el título era un malentendido, una mala traducción.
Este se derivaba de un libro titulado "Umherschweifende Produzenten" al que no me referiré. El tipo que hizo el libro se quejaba el otro día de que “vagar” (roaming) no cabía dentro del significado de "umherschweifen", porque "umherschweifen" se referia al concepto situacionista de "dérive", mientras que "vagar" (roaming) era algo bastante diferente. No lo sé, supongo que cualquiera que tiene un telefóno móvil puede tener una idea de lo que es vagar (roaming).
Así que el título es la primera parte del problema. Pero las cosas se volverán más problemáticas. Porque entonces, yo imaginaba “Productores vagantes” (Roaming producers), intentando averiguar lo que esto podría significar: gente que se mueve mientras produce y producen mientras se mueven. Y después me di cuenta que, realmente no me gustan esas personas. O más bien, que tengo miedo de los productores vagantes. Algunos de ellos en verdad me asustan.
Y eso es porque no estaba pensando tanto en Situacionistas Vagantes, sino en Deleuzianos Vagantes. Esta gente que se ve a sí misma como vagando nomadicamente las rizomas del capitalismo. Gente que tiene una relación de fan con algunos de los conceptos Deleuze-Guattarianos. Había muchos de ellos en los noventas, y probablemente todavía los hay.

Así que empecé una tipología de estos Productores Vagantes, que hasta ahora se titula “Algunos Productores Vagantes que no me gustan”. He encontrado unos cinco o seis tipos distintos, pero ahora sólo voy a tratar tres. Uno de ellos es el Emprendedor Ecstático, otro es el Nómada EnRedado y otro es el Teórico Viajero. (El Estudiante Esquizofrénico tendrá que ser tratado separadamente, en otra occasion).
Hay otra cosa que debo decir antes de iniciar, porque ya no me referiré a ello después: estos Productores Vagantes son todos desde luego Europeos Blancos o Hombres Americanos, así que mi análisis se limita a estos.
1. El Emprendedor Ecstático La mentalidad del Emprendedor Ecstático ha sido bastante bien analizada por Richard Barbrook en su texto La Ideología Californiana (The Californian Ideology). El Emprendedor Ecstático es básicamente un libertario que tiene sus raíces en los sesentas, específicamente en el movimiento Hippie de la Costa Oeste, y que durante los Noventas, aplicó la idea del “liberalismo” a la economía digital. Así que para dar una idea: Wired fue definitivamente el Pravda de su ideología, promoviendo los gozos infinitos del libre Mercado.
Lo que el Emprendedor Ecstático ama en Deleuze es, claro, la vitalidad, más la idea de que el Capital es una fuerza tan magnificiente cuando se trata de erradicar fronteras de todo tipo. El Emprendedor Ecstático es entusiasta al adoptar metáforas biológicas. Un muy buen ejemplo es Kevin Kelly, antiguo editor de Wired, y su libro Out Of Control.
No solo ahí verás que el Emprendedor Ecstático, y este es su punto principal, ve al Capital como naturaleza. Ve al Capitalismo como una biósfera en la que tanto el dinero como la gente se comportan como enjambres, manadas, olas, etc. El en verdad cree que la economía global es un Cuerpo Sin Organos, y es un fan de este obsceno malentendido.
Pero esta es su concepción de vagar y producir: el permanente flote del dinero alrededor del globo, el flotar de la gente, el flotar de las ideas, y demás. Pero entonces, como ama al Mercado, es claro, un Darwinista, así que piensa que solo las buenas ideas van a lograrlo, y solo la gente que tenga buenas ideas atrapará algo de dinero.
Pero para el Emprendedor Ecstático, la cosa mas grandiosa es que el Capital se puede ocupar de todo eso. ("El cambio es bueno”, anunció Wired una vez, y es porque nadie tiene que discutir o cuestionar o justificar este tipo de cambio nunca más. Las cosas ya no son cambiadas por la gente, se cambian a sí mismas, automaticamente. Y la Killer App, el robot que se puede reparar a sí mismo, es claro, el Mercado global). Así que todo lo que él debe hacer es sentarse, flotar y disfrutar de la ecología económica de la máquinaria del Mercado planetario.
Claro que hay otras sub-categorías del Emprendedor Ecstático, como el Freelancer Flexible, que ha sido analizado comprensivamente por una revista de Chicago titulada The Baffler. El Freelancer Flexible cree en la libertad del freelance.
Cambia de internado a internado, es un artista el día de hoy y un programador mañana, y después es un turista, y después comienza un negocio. El Freelancer Flexible es un tipo que asume que todo esto sucede debido a su no-conformismo y creatividad, y no puede pensar en otra razón externa a esto. No ha imaginado que la nueva economía lo puede estar forzando a ser así de flexible y que su subjetividad puede estar estructurada por las mismas fuerzas que estructuran al mundo afuera de él
Finalmente, creo que hasta el concepto de Comunicación Guerrilla es parte del fenómento del Emprendedor Ecstático, porque la Comunicación Guerrilla trabaja en el mismo campo del marketing y las relaciones públicas y comparte todas sus cegueras. Lo que la Comunicación Guerrilla toma prestado de Deleuze, es claro, una idea vaga de el capitalismo como un sistema semiótico. Así que en el núcleo mismo de sus estrategías hay sólo algo más que la convicción que si el significante comienza a vagar, todo estará bien. Pero claro, anti-marketing es marketing también. Puede solo ser un internado. Primero haces Toywar, luego trabajarás con IBM.
Sin necesidad de decir que el término Comunicación Guerrilla es un insulto a todas las verdaderas Guerrillas del mundo. (Ahora hasta tenemos Guerrilla Marketing, y si no estoy completamente equivocado, hasta hay una categoría en los premios Webby’s para ella). Lo que estamos atestiguando es un completo malentendido de lo que han sido las Guerrillas, en la clase de guerras en las que han estado involucradas, lo que estaba en juego en éstas guerras y quienes fueron sus adversarios. Si las guerrillas reales tienen una contraparte en el dominio “virtual”, entonces seguro que no es alguien que está globalmente comunicando y contra-comunicando todo el día. Si hay tal cosa como una infoguerra, entonces es la Guerra contra la información. Esta Guerra apenas ha iniciado, y no hay una genealogía de sus grandes líderes (y una vez que la haya, no sera publicada como un catálogo de arte).
2. El Nómada EnRedado
Con el Nómada EnRedado , uno es el Nómada.
El Nómada EnRedado es la figura que cree que vaga sin metas por las redes electrónicas, que se conecta y desconecta bajo su propia voluntad, que fluye de continente a continente vía lineas telefónicas, cables y satélites, libre de de cualquier restricción de territorialidad física.
El Nómada EnRedado puede ser un personaje inicialmente derivado de la famosa figura del Data Dandy, pero mientras el Data Dandy era claramente un Punk, o sea, un materialista, el Nómada EnRedado es un Hippie, movido por algún idealismo esotérico.
No colecciona objetos, solo los deja ir. No construye sistemas, solo los despedaza. Y no es, como el Data Dandy, un narcisista. No hay espejos en su mundo, todo lo que conoce son superficies para surfear, superficies sin ninguna reflección.
La red favorita de los Nómadas EnRedado es desde luego, Internet. Pero el Deleuzianismo digital, y me entristece anunciarlo, es solo otro malentendido. Aún si todo el siglo pudo haber sido Deleuziano, como Foucault lo dijo, el Internet nunca pudo haber sido Deleuziano.
En el corto verano del Internet, por allá en 1995, había mucho entusiasmo electrónico, una especie de mania con la sobre-producción teórica en-linea (y sobre-afirmación de) conceptos Deleuzianos que, en su momento, probablemente eran completamente legítimos.
Pero años después debes reconocer que la mayoría de estas cosas no funcionan. Estos tipos no se convertían en mujeres en los chatrooms. No han perdido sus géneros ni se han desecho de sus cuerpos. No han cambiado la manera en que piensan, gracias al hipertexto (lo que sea que eso fuera). Y ninguno de nosotros se ha desterritorializado de ningún lugar a través de Internet. Todos seguimos aquí.
Así que por favor admitamos: La Red no es la Rizoma. Mucho más, la Red es el nuevo modo de trabajo en las Sociedades de Control, el Nuevo modo de producción en la Nueva Economía Global. Como dijo Johan Sjerpstra: “Cuando escucho el término ‘red’ tomo mi pistola y disparo.”

Este término no es tanto un sustantivo como un verbo. EnRedar (trabajar en red) es una manera de interconectar todas las nuevas formas de labor digital y  esparcimiento digital, de amalgamar el placer computarizado, el exceso, la escacés y la esclavitud en el nuevo amplio mundo de los días de trabajo de 24 horas. Enredar (trabajar en red) constituye un continuum digital del que la mayoría de nosotros estamos más o menos conscientes, un modo de producción, que al mismo tiempo es tan divertido y tan terrorífico. Para citar al Netscape Messenger: "Tienes  247 nuevos mensajes." Esta clase de  trabajo en red no parece un concepto que debamos recibir entusiastamente, sino mas bien estudiar, y luego resistir.

Muy contrario a la creencia popular, los nómadas son gente que desesperadamente trata de quedarse donde está. Si no me creen, por favor re-lean a Deleuze. Los Nómadas siempre evitarán moverse, y solo se moverán si están forzados a hacerlo. Para el Nómada, no hay superficie global para deslizarse hacia arriba o abajo, sino solo un territorio local con todas sus segmentaciones bordadas. El concepto nomádico de espacio es el mismo opuesto de “movilidad”, y es muy duro ver como la gente puede mezclar constantemente los dos.

Pero en el caso de nuestro Nomada EnRedado, las cosas son aún peor. El incluso asumirá que su existencia nomádica está basada en el hecho de que el es un surfer: un surfer de las redes, un surfer de las olas digitales.

Pero ser un surfer es claro la descalificación definitiva. Los territories del nómada, como la mayoría de nosotros vagamente recordamos, son los desiertos, porque estas son las zonas mas propias para el movimiento mínimo. La idea de surfear en el desierto es absolutamente absurda. No hay tal cosa como deportes en el desierto. Así que puedes empujar o atacar al nómada: entonces se moverá. Incluso lo puedes poner en un avión usando la fuerza física: entonces viajará. Pero áun ahí, el Nómada se resistirá a surfear. Lo puedes tirar sobre el océano: y todo lo que el hará, claro, es simplemente ahogarse.

Así que con todo y todo (y aún si no sigues mis ilustraciónes tan drásticas), hay una necesidad bastante urgente de salvar al Nómada de sus fans. Historicamente, el nómada siempre ha tenido enemigos de quienes huír, pero raramente ha sido arrastrado tan sin vergüenza como en los Noventas Deleuzianos.
3. El Teórico Viajero
El Teórico Viajero es probablemente el más triste de estos Productores Vagantes. (así que aquí vienen las noticias mas malas para nosotros). El Teórico Viajero es el académico de los vuelos frecuentes, el crítico avant-garde que puebla los business lounges alrededor del planeta. Obviamente el Teórico Viajero viaja de conferencia a conferencia. Lo veras parado en un tejado sobre-mirando Istanbul, después al día siguiente hojeando revistas americanas en una librería pequeña en Venecia, y una semana después disfrutando del ambiente exótico de una cena entre los cerros de Río de Janeiro.
El Teórico Viajero es un áspero crítico de lo que llama globalización. Pero al mismo tiempo, es uno de sus promotores prominentes. Su visión de las ciudades globales es la misma visión aérea de un pasajero que aterriza, y una vez que ha tocado seguramente el suelo, se vuelve parte de la clase misma a la que se opone: una clase, que por los últimos veinte años, ha convertido a numerosas ciudades en lugares donde vivir es una mera interfase para una elite global de viajeros frecuentes de transportes transcontinentales.
La visión aérea del pasajero aterrizante, su vista desde arriba hacia las calles suburbanas, es en sí problemática. Obviamente, a nadie le gusta en verdad volar, o aún comenzar o aterrizar. Pero luego claro, otro aspecto de este extraño sentimiento es claro, la anticipación de lo que le espera en la tierra.
Es una creencia común que esas conferencias internacionales son lugares de vívidos debates teóricos. Pero claro, nunca han sido tal cosa. Invitan a teóricos de todo el mundo que cruzan el globo para presentar ideas que desarrollaron mucho antes, en casa. Entonces tienen que escuchar las ideas de otros teóricos, y estas son ideas con las que no solo están extremadamente familiarizados, sino incluso fuertemente aburridos de ellas. Han estado en otras conferencias, han escuchado todo esto, una y otra vez. Entonces, en lugar de un debate, todos tienen que tomar sus aviones. “Fue bueno verte!” – “Sí. ¿No nos vimos en Helsinki el año pasado? – “No. Me invitaron, pero no pude ir.”
Pero aún con todo esto, se cree que las conferencias internacionales fueron alguna vez ocasiones para discusiones fructíferas entre el público local. Pero de nuevo, rara vez hay un público local, aparte de los periodistas obvios. Sólo se necesita uno o dos de ellos para convertir un congreso público en conferencia de prensa, y estas tampoco son muy divertidas.
Las conferencias internacionales son ferias de teoría, y la ausencia general de interés teórico nos relata un cuento sobre el estado actual del negocio de la teoría. Ahora, estas conferencias funcionan como simples eventos, eso es: puntos de culminación del marketing de ciudades. Toma esta por ejemplo, que es claro, uno de esos raras y maravillosas excepciones. La ciudad de Munich esta desperadamente necesitando un congreso internacional sobre Internet, que hasta están dispuestos a hacer uno sobre la apertura de fronteras. Pero desde la perspectiva del marketing de la ciudad, esto todavía tiene sentido. Cientos de personas en aviones son turismo. No importa si llevan ideas críticas o no.
Al final, el Teórico Viajero se convierte en el Turista Académico, atrapado en un estado permanente de consumo, en un continuum del espacio-tiempo llamado restaurant-taxi-hotel. Antes, cuando preparaba este ensayo en el café, no solo me preguntaron qué iba a ordenar: me pidieron que ordenara dos veces).
Claro, el Teórico Viajero no disfruta todo esto. Cuando aparece en el escenario está estressado, lleva otro huso horario, está desconcentrado, y muchas veces pudo haber pescado una extraña enfermedad en el camino, o por lo menos algún desorden común. Uno de los comentarios tardíos mas profundos de Gilles Deleuze fue que viajar por horas en trenes y aviones modernos es una experiencia practicamente insoportable. Y si no crees en el Deleuze tardío, ve y preguntale a una banda de rock al respecto de los tours. Viajar no es realmente una solución.
El Teórico Viajero está conciente de todo esto, pero no puede salirse de ello. Ya está agendado para Sao Paulo la próxima semana, después va directamente a la reunion anti-globalización en Bruselas, y después tiene que presentar su crítica sobre urbanismo simulado en una conferencia en Kuala Lumpur.
El Teórico Viajero puede ser la meta de todos estos productores vagantes, porque es auto-reflexivo, aunque esté perdido en circuitos cerrados. Es difícil teorizar espacio si has perdido el espacio hasta tal punto, y es difícil teorizar tiempo si constantemente te esás quedando sin él. Despues de todo ela Teorizacíon Viajera tiende˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙