Aproximación a una
problematización del concepto de técnica |
1.- Introducción El propósito de este trabajo es abordar el problema de la técnica. Tomaremos como referencia el pensamiento de Heidegger en La pregunta por la técnica y Serenidad, acerca del impacto de la técnica en el mundo actual e hilaremos esta concepción con la propuesta por Habermas en Ciencia y técnica como ideología, a la que interpretamos, en cierto sentido, como una llevar hasta consecuencias más definitivas la disertación heideggeriana. Posteriormente, opondremos a ambos la concepción de Derrida en No escribo sin luz artificial, con la pretensión de mostrar una concepción de la técnica que explica de otra forma la relación humano-máquina. La importancia del fenómeno de la técnica moderna es tal, que no sólo articula nuestra forma de vida, sino que exige un constante preguntarnos por ella, un ineludible tener que problematizar su sentido. Foucault, a diferencia del pensamiento sartreano, critica la afirmación de que todo tiene sentido, afirmación que surge en un contexto de postguerra y que supone el compromiso que la generación de pensadores franceses tenía con sus aspiraciones. Sin embargo, en Foucault se da una pasión de otra índole, que él mismo describe como una pasión por los conceptos y por lo que llama sistema. "Por sistema hay que entender un conjunto de relaciones que se mantienen, se transforman independientemente de las cosas que conexionan." Este sistema es un sustento teórico que va cambiando conforme el tiempo y las sociedades, y a su vez rige tanto al pensamiento como al quehacer humano. Lo que pretende Foucault es entender el pensamiento como sistema en el que, contrario a la postura del humanismo del siglo XIX, no sólo las ciencias humanas son las que piensan el fenómeno humano, sino que lo científico y lo técnico constituyen un aspecto inseparable de éste. Las ciencias humanas no son las únicas dignas de ser pensadas, sino que habrá que poner el dedo en la llaga y ver lo otro, en este caso lo técnico, que no tiene ninguna separación de lo humano. Según Foucault habrá que modificar lo que se piensa e incluso hasta lo que uno es, dicho de otra forma, es imprescindible problematizar lo que se cree sabido y acabado, intentando explicitar el sistema que subyace toda actividad humana. Desprenderse de uno mismo es la verdadera función del intelectual; lo que se pretende no es apuntalar nuestros conocimientos sino intentar experimentar hasta qué punto es posible penser autrement Nuestra intención es aproximarnos a una problematización del concepto de técnica.Desarrollo. Si fijamos nuestra atención en los griegos, el concepto de técnica -tecnh- significa en algunos casos arte, pero arte en sentido muy diverso al contemporáneo, ya que era el arte de perfeccionar una habilidad mediante la cual se transforma una realidad natural en una realidad artificial. Una tecjné tiene que seguir ciertas reglas para poder hacer bien algo o desempeñar adecuadamente un oficio. Sin embargo, desde la Enciclopedia se hizo hincapié en la técnica como mecánica, en el sentido de dominar todas las funciones técnicas que el hombre ha creado. Surge aquí un problema fundamental: la forma como se ha relacionado el hombre con lo técnico. En el texto La pregunta por la técnica, Heidegger intenta desocultar el sentido del término tecnh, para lo cual relaciona dicho concepto con los de póiesis, aletheia y episteme. Tejné no sólo se aplica a lo artesanal, sino tiene que ver con el arte "elevado". Al adquirir la forma de poiesis, tiene que ver con la creación. Aparte existe también una referencia a la episteme, como "conocerse o comprenderse en algo", concepto cuyo sentido es el de develar algo que aùn no está delante de nosotros como un "ante los ojos". "Lo develante de la tejné no reside así de ningún modo en el hacer y el manipular, ni tampoco en el aplicar medios, sino en el mencionado develar". Pero esta forma de entender la técnica deriva en la época moderna, según Heidegger, en la comprensión de la técnica como provocación. La técnica moderna también supone un develar en el que se plantea a la naturaleza la exigencia de liberar energía que puede ser no sólo extraída, sino también acumulada. A diferencia de la relación que con la tierra tenía el campesino que la cultivaba, en donde cultivar aún presupone un velar por la propia tierra, con la técnica moderna, la tierra se nos aparece como yacimiento, es decir, como algo que puede explotarse, independientemente de que el uso que se haga de lo extraído tenga fines pacíficos o no. En el uso que el hombre hace de la técnica moderna. interpela (stellt) a la Naturaleza pro-vocándola. A elllo llama Heidegger Gestell -término que designa un objeto útil, pero que él entiende como "detención y rebusca". El Gestell oculta y enmascara la aletheia, y por eso la antigua épisteme tejné era un develamiento que se postraba humilde ante lo develado, mientras que la técnica moderna lo fuerza y con ello lo oculta. "La técnica es lo que nos exige que pensemos en otro sentido lo que habitualmente se entiende por esencia". Parece paradójico que la técnica sea amenaza y salvación. Para Heidegger el poder oculto en la técnica moderna determina la relación del hombre con el mundo, sin embargo, el hombre tiene que alejarse de ella para poder entender, de una manera màs originaria, la mencionada relación. La devastación de la naturaleza que ha realizado el hombre a partir del uso de la energía atómica hace que la "pregunta fundamental de la ciencia y de la técnica contemporáneas no (rece) ya: ¿de dónde se obtendrán las cantidades suficientes de carburante y combustible? La pregunta decisiva es ahora: ¿de qué modo podremos dominar y dirigir las inimaginables magnitudes de energía atómica y asegurarle así a la humanidad que estas energías gigantescas no vayan de pronto - aun sin acciones guerreras - a explotar en algún lugar y aniquilarlo todo?" . El problema se acentúa porque el hombre no tiene ya dominio sobre la técnica contemporánea. El desarrollo de ésta es vertiginoso y no puede ser detenido, por lo que la vida humana no puede desenvolverse independientemente de la fuerza que sobre ella ejercen los aparatos técnicos. La misma rapidez se da en la difusión de los avances técnicos y en la pública admiración que éstos causa. Pero, a pesar de todo esto, " una cosa es haber oído o leído algo, esto es, tener meramente noticia de ello y otra cosa es reconocer lo oído o lo leído, es decir, pararse a pensarlo." La diferencia salta a la vista: no es lo mismo estar informado que entender con precisión todas las implicaciones del fenómeno de la técnica actual. Yendo más lejos, Habermas interpreta la técnica basándose en el pensamiento de Max Weber y Marcuse. Si el avance técnico rebasa y en cierto forma engulle al ser humano, puede afirmarse que la técnica misma y sus posibles aplicaciones constituyen un dominio sobre la naturaleza y sobre los hombres; un dominio metódico, científico, calculado y calculante. No es que determinados fines e intereses de dominio sólo se advengan a la técnica a posteriori desde fuera, sino que entran ya en la misma construcción del aparato técnico. La técnica es en cada caso un proyecto histórico-social en el que se proyecta lo que una sociedad y los intereses en ella dominantes tienen el propósito de hacer con los hombres y con las cosas. Si la técnica está estructurada conforme al trabajo y está pensada por una estructura lógica del éxito, no será fácil desprendernos de está visión instrumentalista de lo técnico, como si tuviéramos que crear una nueva técnica y cambiar la organización de la naturaleza. Según Habermas el problema de la transformación del saber técnico en conciencia práctica no solamente ha variado hoy de orden y de magnitud, es decir que ya no se reduce a las técnicas aprendidas pragmáticamente de los oficios clásicos, sino que ha adoptado la forma de informaciones científicas que pueden transformarse en tecnologías. La idea de que la máquina es ajena al hombre (Marcuse) procede de un desconocimiento de la máquina y de sus potencialidades más que de la estructura de la máquina misma. Ciertos autores han distinguido entre la técnica y el trabajo y han considerado que éste es más fundamental que la primera. Simondon dice "el objeto técnico ha sido aprendido a través del trabajo humano, pensado y juzgado como instrumento, auxilio o producto del trabajo". Frente a ello propone el autor la idea de una aprehensión directa de lo que hay de humano en la propia técnica. Habermas piensa que debemos trascender la unilateralidad que existe en la concepción de la técnica como dominación e incluir a todos los posibles argumentadores para aterrizar en consensos que posibiliten refundar la relación entre lo humano y lo tecnológico. Por otra parte, en No escribo sin luz artificial, J. Derrida hace una crítica a la forma como se ha cuestionado a la máquina. A nuestro autor le parece que es normativa y simple la forma de abordar el problema de la relación entre el hombre y la máquina. Ilustra con un ejemplo: la máquina de escribir es vista como algo negativo en el sentido de que la forma de escribir sin ella es más pròxima a lo humano. Quizá podría establecerse una analogía con lo afirmado por Walter Ong en su texto Oralidad y escritura, ya que los griegos de la época de Homero valoraban lugares comunes porque no sólo los poetas sino el mundo intelectual oral o el mundo del pensamiento dependía de la constitución formularia del pensamiento. Este conocimiento, una vez adquirido, tenía que repetirse constantemente o se perdía. Para la época de Platón, los griegos por fin habían interiorizado efectivamente la escritura. El almacenamiento del conocimiento escrito liberó la mente hacía el desarrollo de un pensamiento más abstracto. Pero aún así Platón considera la escritura más artificial, ya que aleja y mediatiza, a diferencia de la oralidad que le parece más cercana al alma. Quizá algo parecido sucede con la pluma y la máquina de escribir. Pero Derrida cuestiona que el fin de la máquina de escribir no es facilitar la escritura, sino que su uso, como el de cualquier otra máquina, crea, entre éstas y el ser humano, nuevas relaciones mucho más complejas, ya que no sólo hay una intervención del artificio, sino una intencionalidad que le corresponde. Heidegger dice que la práctica del pensamiento es la mano, pero Derrida cuestiona si en realidad se sustituye lo manual cuando hay una intervención de la máquina. Más bien, lo que sucede es "otra inducción, otra orden del cuerpo a la mano, y de la mano a la escritura". Toda la historia de la escritura ha sido dominada por la mano, aquí el problema fundamental es la introducción del artefacto, es el desplazamiento paulatino de la mano, pero quizá lo que habría que cuestionarse no es la sustitución, sino la forma en cómo se usa la mano, ya que intervienen las dos manos y se usan todos los dedos. "Todo esto formará parte, durante cierto tiempo todavía, de una historia de la digitalidad." Pero, qué sucede cuando a parte de la modificación de la mano surge un momento donde la máquina responde, donde hay un diálogo con un "interlocutor anónimo". La pregunta que plantea Derrida es que aparte del diálogo hay algo que no sabemos de la máquina, no sabemos su función y ésta se convierte en un dispositivo ficcional. "En ese secreto sin misterio reside frecuentemente nuestra dependencia respecto a muchos instrumentos de la tecnología moderna que sabemos utilizar, sabemos para qué sirven, sin saber qué sucede con ellos, en ellos, en su territorio; y esto debería hacernos pensar sobre nuestra relación con la técnica hoy, sobre la novedad histórica de esta experiencia." La representación del hombre ante el aparato resulta alucinatoria, hay una "antropologización" del aparato. El aparato no es predecible, es un "otro vigilante". Habrá entonces que replantearnos el concepto de experiencia, habrá que replantear la relación con nuestro cuerpo, ¿acaso el aparto se convierte en una extensión de nuestro cuerpo? De alguna manera podemos responder afirmativamente, pero en los aparatos hay también intencionalidad y determinada sistematización, en ellos se aplica cierta criterología. Existe un criterio para que la cámara o el aparato seleccione aquello que quiere ver y no puede ver más que eso; además, tiene su propia forma de ver. La modificación del exterior a partir de la web es algo muy interesante planteado por Derrida, ya que, a partir de una nueva relación con la máquina, la forma de percibir la experiencia también se alterAf3rډ)N$hSRNrPK8QoeBLEFe0*C)wviF $NC{$!¥@`cna|G-Ǽ Ei bPuLjiQHsƲk5kH8D`J`($ I1TaJ̕4<`&1BDVk)zDktsC\G;i~qEs0D,uZ?ѬIT{qA¨)+СHiV+%=dh^BIB,H H0BlB4A=N.Ywq{< <6 Gr Xh$L30nm:L932M 5PZ2LF_B\i AkPVtg{*+eVJ D::5VJ ;92`M@ O.h($VD8\d$; _R)U=@ Qq+hU+-$hZKcMgl#wh0h*8EJ>ZCLQnutWty RR . !(Cca} ar㑍#%udXi=TQgw+c\Vʋ__^Υ QK$)YP25TAn4z`q"ܬQ!R+-2 2H èi Mo[G>HDX8`<&1bt2"5_}Lp?M} #v՝җFE * G)je6(֕$7 o*E՝F@AdDZ'禚HXO s hK%5R_0 7DyB-qCA8@KYy%+bU-1ZQeŠ[(ájEtQ!8!< θL~nT@~ .H))dXٜDEyJexbh5jGYHtQd0JGP*s=*ʽŢZ ,H ;0SR#8coqW<7K[K~z&&M`["0#=1)mk]:{ *@12%bu֖]:OOI&|H)G9Ȥ$U + ̮8ñ3,,&T:Vzl8BV$@5Lu:Uq>fflYrQˉ 0",'7 **9 @]i+hT& 0HZa[+¡j O_֬dF FG ABRy 0+)`W[-2co10A00b *!oU_^$Cјt1QxCYHvc;"Lt7=ڰ{eP ? 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