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LA IMAGEN APOCALÍPTICA
del presente oculta de manera incesante el avasallamiento de múltiples avances tecnológicos sobre el individuo, y de manera paralela parece como si en esta época se ocultara la esencia de Occidente: la técnica. Aunque la relación del ser humano y lo técnico es evidente no por ello deja de adquirir, en nuestro tiempo, un carácter complejo y problemático. Al develar la esencia de lo humano como artificialidad, como facultad de producir 1 surge una paradoja: "lo natural en el hombre es lo artficial".


El planteamiento heideggeriano sobre la técnica es, como casi toda su filosofía, una búsqueda ontológica. Para él, el poder oculto en la técnica moderna determina la relación del hombre con el mundo. Sin embargo, el hombre tiene que alejarse de ella para poder entender, de una manera más originaria dicha relación, por lo que Heidegger sostiene que es importante poner de manifiesto "el modo de ser del instrumento". Si partimos de que todo instrumento se da para algo, entonces éste no aparece como un todo sino como parte de esa totalidad humana. El instrumento no es independiente del hombre, es decir el instrumento no tiene consistencia propia como el árbol. Si sostenemos que la primera relación con el instrumento no es teórica sino práctica, nos relacionamos con él como algo manipulable, En este sentido el instrumento se relaciona con el arte, ya que tiene algo de instrumentalidad, pues requiere de la mano del hombre, pero ¿por qué la técnica no puede definirse sólo por su carácter útil?


Heidegger no pregunta por la técnica sino por la esencia de la técnica, o por el fundamento de la misma, que no es ni un medio ni un acto, sino lo que está detrás del instrumento.
Heidegger usa el término latino instrumentum como dispositivo "organizado para". Ahí es donde piensa que está el problema principal del desvelamiento de la técnica. La técnica moderna se funda en el producir y en la relación con la naturaleza. A diferencia del mundo griego, quien sentía un gran respeto por la naturaleza (physis), y en donde el hombre forma parte de ella sin establecer relaciones de violencia sobre la misma, el hombre moderno ve a la naturaleza como desafío y la energía acumulada tiene que ser extraída, explotada. Así el hombre se convierte en un creador de artificios, en un productor, en palabras de Heidegger, en un "yo constituyo el orden de los objetos… yo organizo y calculo el acontecer instrumental".
El hombre, al hacer suyos los paradigmas de la ciencia moderna, donde no hay límite de lo que se pueda inventar, puede transformar al hombre mismo en materia infinita.


Cada vez se obscurece más la esencia de la técnica porque estamos inmersos en un mundo tecnocrático y con un desprendimiento desencantado de lo natural. Pero si ya no pensamos como el hombre moderno, donde la ciencia y la técnica son la salvación, ahora el ser de lo técnico se devela en palabras de Heidegger, como "amenaza y salvación"; para él, el único que puede evidenciar esta encrucijada es el artista, porque el arte vale más que la verdad. "La tejné ha truinfado sobre la physis y en especial sobre la frónesis (prudencia)"2.
Si la prudencia ha quedado atrás y la naturaleza es lo artificial habrá que repensar la técnica como tejné y producción como poesía y así que quede en el olvido la instrumentalización y el progreso que sólo muestran cómo se ha desmembrado Occidente, y a su vez colocan al ser humano cada vez más lejos de una reconciliación con la physis .


1. Para una exégesis del concepto producción regresaremos a la etimología del término: poiesis (producción o fabricación y poesía). La definición platónica es "causa que hace que lo que no es llegue a ser". Trías El artista y la ciudad

2. Heiddeguer, Martin, La pregunta por la técnica.

http://habitantes.elsitio.com/hpotel/heidegger.htm