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El hombre no se acopla al mundo natural, altera su simetría, se confronta negativamente con él para crear una sobrenaturaleza. El ser humano tiene la tendencia de transfigurar el mundo, incluso hasta su propio cuerpo, quizá, esta tendencia es uno de los componentes constitutivos de sí mismo.

El hombre no sólo se relaciona con el cosmos desde un ámbito de entendimiento, sino a partir de la manipulación, de la exploración es decir desde la praxis misma.

La lucha por la sobrevivencia acontece como un punto emergente, y así el animal-hombre halló un germen   que le permitió ir trastocando su alimentación, su forma de hacer herramientas, su relación con los animales y con su entorno natural, este principio configuró la transformación entre el animal-hombre a humano;   paulatinamente mientras más se humaniza transforma hasta los medios artificializados plasmando en ellos nuevos deseos .

Conocer teóricamente el cosmos   no es la primera necesidad humana, la primera necesidad es comer , pero en el simple acto de comer se puede observar una diferencia con el resto de los animales, salta a la vista una inteligencia poiética. Inteligencia que se refiere a la relación hombre-naturaleza poniendo de manifiesto un significativo vínculo tecnológico "la esencia del artefacto o producto es un momento del ser humano... en su fundamento sólo el hombre es la esencia de los artefactos..." 1

Es posible recrear la historia de la construcción de los artefactos, como en un abrir y cerrar de ojos, desde el homo faber hasta nuestros días. Ortega divide en tres momentos principales el quehacer técnico: la técnica del azar, la técnica del artesano y la técnica del técnico o del ingeniero.

La diferencia de estos tres momentos radica en su manera de conectarse con las cosas. El primero refleja un método que se manifiesta por la curiosidad aunada al azar, es la habilidad, el acto técnico implícito en el hombre, pero no denota casi diferencia con la construcción de un instrumento creado por un simio; el segundo nos remonta a una estancia armónica, se concreta una fabricación con sentido, el objeto adquiere un don creativo plasmado a través de la repetición, donde ciertas técnicas devienen conscientes y son transmitidas de generación en generación; el último va de la mano con un pensar analítico vinculado históricamente con el surgimiento de la ciencia moderna. Aquí la técnica deja de ser destreza para convertirse en la habilidad del ingeniero, es decir, en técnica científica: tecnología, que implica un olvido del objeto, porque está estrechamente ligado a la industria. Este período es el responsable de lo que acontece en la actualidad: la separación del acto poiético en el hacer.

La producción individual fue suplantada por la producción social: la rueca, el telar manual, el martillo de herrero fueron sustituidos por la máquina de hilar, el telar mecánico y por el martillo de vapor. 2 Queda atrás la imaginación individual, que se refiere a la forma creativa de realizar un objeto, donde según la tradición griega la esencia del objeto yacía en la mente del artífice y por medio de un acto mimético podía plasmar, concretar en la materialidad del artefacto, el modelo ideal.

En la Edad Media los productos eran de quien los obraba, los talleres funcionaban bajo la lógica de maestro-aprendiz, la inspiración del trabajo era sustentada por la idea de llegar a ser maestro, aquél quien por medio del oficio dominara a la perfección las artes de la creación. Poco a poco el propietario de los medios de trabajo hizo suyos los productos, fruto exclusivo del trabajo ajeno, quedando impreso el carácter capitalista de una nueva producción .

La poiesis de la época se modifica afectando la creación, da un giro, la elaboración pasa de objeto a máquina de vapor en donde ejércitos de hombres trabajan a todo vapor. 3

La Revolución Industrial propició un descubrimiento de utensilios y de máquinas que hicieron mucho más eficaz la producción. El trabajo moderno y la máquina se crean simultáneamente y son recíprocamente dependientes. En Inglaterra, 1750, la actividad artesanal se va incorporando a ciertas modalidades tecnológicas científicas. La vida política y económica civilizada de Inglaterra se limitaba al sur, hasta el siglo XVIII, todo lo demás eran regiones rurales, que poco a poco fueron transformándose. Al establecerse la fábrica como prototipo colectivo económico, modificó la forma de vida de los individuos, las personas comenzaron a casarse jóvenes y tener hijos como ganado, para que posteriormente ellos trabajaran y aumentar el ingreso familiar, esto hizo que se avivara la competencia y surge así, la miseria. Las horas de trabajo eran ilimitadas las jornada era de 16 a 18 horas, los hombres tenían que mantener el ritmo del vapor.

En la frontera de Inglaterra brotan ciudades de suelo donde se reflejaban los dos polos contradictorios: la opulencia y la riqueza:

"En un suelo irrigado por el arte y la naturaleza, se hallan diseminados de manera en apariencia caprichosa palacios y chozas. En la apariencia de la ciudad todo atestigua el poder individual del hombre, nada el poder regulado de la sociedad...

Treinta o cuarenta fábricas se alzan en la cumbre de las montañas. Sus seis pisos se levan en el espacio... En su alrededor están sembradas al azar las miserables habitaciones de los pobres a las que se llega por una multitud de tortuosos senderos. Entre ellas hay espacios incultos que no tienen ningún encanto rural, sin que por eso hayan logrado el carácter de ciudades. El suelo es siempre accidentado... Las calles que unen las partes aun mal construidas de la gran ciudad están, como el resto, sin terminar y hechas con precipitación; la situación provisional de una población ansiosa de ganancias, que quiere amasar oro para poder tenerlo todo de un golpe y que, mientras tanto, no se preocupa por la belleza de la vida... Montones de basura, cascajo de edificios, charcos de agua, se encuentran por doquier frente a las casas y plazas públicas irregulares y llenas de agujeros."

"En este laberinto infecto, en medio de esta gran masa triste de ladrillo surgen intervalos hermosos palacios de piedra que asombran al visitante   con sus columnas estriadas... ¡Pero quién podría describir el interior de esos barrios alejados, de esos receptáculos de vicio y podredumbre que envuelven y encierran en sus repugnantes tentáculos los amplios y ricos palacios!... las calles estrechas y tortuosas... están bordeadas por casas de un solo piso de madera mal unida y suelos rotos que proclaman desde lejos que éstas son las últimas moradas del hombre entre la miseria y la muerte. Detrás de estos hogares en ruinas hay una serie de cuevas a las que se llega por un pasaje semi-subterráneo. En cada una de estas cámaras húmedas y repugnantes se amontonan doce o quince seres humanos... Por toda esta región de pesadilla discurre un arrollo de fétidas aguas que la industria ha teñido de negro."

"Pero levantad la cabeza y veréis por todos lados los palacios de la industria. Oréis el ruido de los hornos y el silbido del vapor... Aquí está el esclavo. Ahí está el señor... Un humo espeso y negro cubre la ciudad. A través de él, el sol parece un disco sin rayos. Y en medio de este día incompleto, trescientas mil criaturas trabajan sin descanso. Mil ruidos cortan incesantemente este laberinto húmedo y oscuro... Las pisadas de una multitud atareada, el chillido de las ruedas... el grito del vapor que se escapa, el batir monótono de los telares, el rodar de los carros... y de esta letrina infecta es de donde ha de surgir la industria humana que fertilizará el universo. De esta cloaca horrenda brota oro puro. Aquí es donde el espíritu humano encuentra su perfección y se embrutece; aquí es donde la civilización produce sus maravillas y donde el hombre civilizado vuelve al salvajismo" 4

 




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1./ Dussel, Enrique, op. cit, p. 28
2./ Palabras de Engels
3./ Engels, Del socialismo utópico al socialismo científico
4./ Descripción de Tocqueville sobre Manchester 1835