Futurismo
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A principios del siglo XX, Italia era considerada, por algunos historiadores, como el país que más correspondía estrictamente a los valores tradicionales del arte y a los ideales clásicos del pasado. El nuevo concepto del futurismo era, por tanto, extremadamente revolucionario. Su portavoz fue Filippo Tommaso Marinetti.
Una de las aportaciones más interesantes en la plástica fue la técnica del simultaneísmo o técnica dividisionista que consistía en dar un tratamiento secuencial (tipo cinematógrafía) a la representación bidimensionalidad. Entre los representantes están Giacomo Balla, Umberto Boccioni y Calo Carrá.
Sus implicaciones arquitectónicas y urbanísticas fueron articuladas por el arquitecto Antonio Sant'Elia, que tomó la ciudad y la tecnología moderna como una meta que había que alcanzar. Sant'Elia veía la ciudad moderna como algo totalmente nuevo, como una máquina gigantesca y ruidosa que tenia que ser construida por los arquitectos: "Debemos inventar y reconstruir la ciudad futurista: debe ser como un lugar inmenso, tumultuoso, lleno de vida, dinámico en todas sus partes; la casa futurista debe ser como una enorme máquina."
La penetración de la vida urbana, con la industria, las fábricas, las estaciones eléctricas, el ruido y la polución, se veían como algo ambicionado, que expresaba las nuevas necesidades de la ideología del dinamismo y de la máquina. En los proyectos para la nueva ciudad de Sant'Elia, basados en anteriores tradiciones tomadas de obras de Otto Wagner en Viena y de Tony Gamier en Lyon, se preveía un sistema de edificios muy altos y combinaciones de tráfico horizontal y vertical. La circulación urbana era aquí, por primera vez, una parte del concepto tridimensional de la ciudad espacial.
A pesar del hecho de que ninguna de las visiones de Sant'Elia fueron efectivamente construidas, el impacto internacional que causaron sus proyectos fue importante. Puede verse reflejado en las casas de apartamentos de Henri Sauvage, en Paris, en los primeros proyectos de Mart Stam, en la obra urbanística de Le Corbusier, y en las edificaciones y planificaciones que tuvieron lugar en Rusia después de 1917. El desarrollo en Italia siguió, a partir de 1918, la tradición clásica. Sólo el proyecto de Mario Chiattone y Ottorino Aloisio, y la fabrica Fiat en Lingotto, cerca de Turin, realizada por Giacomo MatteTrucco (1919 1923), reflejan claramente las ideas futuristas.

El problema del movimiento en el Futurismo